De que se trata

Reencuentro con “Cien años de perdón”

La ópera prima de José Glusman, con actuación de Pompeyo Audivert, tendrá una proyección conmemorativa a por el 25º aniversario de su estreno. “Me sorprendió la insólita vigencia que vuelve a cobrar hoy la película”, plantea el director.

Redacción Canal Abierto | A pocos días de cumplirse 25 años de su estreno, Cien años de perdón, óprea prima de José Glusman, tendrá una función conmemorativa el martes 26 a las 20 en el Cine Gaumont. El detalle es que la proyección será de la copia original en fílmico de 35mm.

En pleno auge del nuevo cine argentino que reflejaba con crudeza las consecuencias qque el modelo neoliberal implementado en la década empezaba a dejar en las personas que dejaba afuera y habitaban los grandes centros urbanos, 100 años de perdón se corrió de la urbe para contar la historia de Mauricio Matzkin, interpretado por el propio Glusman, un pequeño comerciante de Basavilvaso, pueblo entrerriano, que es secuestrado por la familia de Hugo (Pompeyo Audivert), un viejo empleado que tiene una deuda con él.

Con una apuesta de comedia negra en el que la ambientación pueblerina contrasta con la acción que genera el conflicto entre Matzkin y Hugo, la película se aparta del carril realista que dominaba la época para apostar por interpretaciones más cercanas el grotesco.

“Es una expresividad que sólo se había visto en Esperando la carroza o en las cosas que hacía el propio Gasalla en la tele, pero no estaba en función de una historia thrileresca con contenido social como es la película que hice”, recuerda hoy Glusman, entrevistado por Canal Abierto.

“Pasaron 25 años de esta película, que fue mi primer película, y que de alguna manera era una ácida metáfora en tono de comedia negra de algo que se presentía venir, que fue el desastre del 2001”, plantea el realizador y agrega que “me sorprendió la insólita vigencia que vuelve a cobrar hoy la película cuando la vi el otro día para chequear la copia y me volvió a impactar lo vigente de la película, como si no le hubiera pasado el tiempo, como si fuera una película que se estuviera estrenando ahora”.

“Incluso más aún, porque en la época en que se estrenó no se hablaba prácticamente de las cuestiones de género. Y esta es una película donde los hombres arman los quilombos y las mujeres lo resuelven. Es algo que en ese tiempo ni se planteaba”, agrega.

Respecto de la función, que contará con presentaciones de los realizadores Cristian Bernard y Nicanor Loretti, Glusman manifiesta que “al pasar estos 25 años se nos ocurrió de el mejor homenaje para los que la hicimos, para los que ya no están, era volver a darla, aunque sea una vez y en la copia original en 35 mm, no en digital”.

Consultado por la decisión de ambientar la historia fuera del territorio de lo que hoy conocemos como AMBA, el director contesta que “Basabilvaso es un lugar que me es muy afín, ahí nació mi madre y hay parte de mi familia. Pero la idea central original del guión que escribimos con Juan Ameijeiras, era alguien que vive en un pueblito que se va a otro y le pasa algo extraordinario para retornar al pueblito y que todo siga como era hasta entonces. A partir de esa premisa, Basavilbaso me apareció en la cabeza por esta familiaridad que te digo”.

“Pero cuando la idea original empezó a prosperar entre nosotros para poder darle forma de guión y de historia,  Basabilvaso me apareció y no le tuve nada de miedo a esto de irnos a 320 km de la capital y salirnos de mostrar Palermo Hollywood, este las escalinatas de Puerto Madero o los bosques de Palermo. Vayamos a mostrar la crudeza de un pueblo al que le sacaron los trenes y que pasó de tener 16.000 a 8.000 habitantes  en la época del menemismo, cuando cerró el tren”, apunta.

“Por otro lado, hay una radio que juega mucho, con locuciones que hizo Lalo Mir, en la que se anuncia una estúpida fiesta de los durmientes cuando en realidad no hay más tren. O sea, se festeja algo que no hay más. Eso era como un signo más de lo que estábamos viviendo en ese momento”, señala Glusman.

Y recuerda que “fue una experiencia hermosa en el sentido de que había medio pueblo sirviéndonos torta negra con manteca, galleta con crema, llevándonos mate, nos atendían de una manera como si fuéramos del pueblo. Y no hablo a los actores solamente, me refiero a todo el equipo”

Respecto de la circularidad a la que se refiere al comienzo de la charla y el momento que atraviesa la cultura bajo ataque constante del gobierno libertariano, Glusman advierte que “vemos que no se filma, que el Instituto del Teatro está en peligro, que hay persecución a las opiniones diferentes y la verdad es algo que no creí que fuera a volver a vivir. Creo que este sacudón va en contra, es un tiro en los pies”.

“En este caso, Cien años de Perdón estuvo en unos 20 festivales. Así que llevó una mirada nuestra al mundo y no me estoy adjudicando esto como única película. Hay muchas grandes películas argentinas que han girado por festivales internacionales y se han vendido. Pero esa es nuestra manera de contarle al mundo lo que somos los argentinos”, concluye Glusman.

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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