De que se trata

Reforma de la secundaria porteña: Escuela para “rappis” y ajuste brutal

El gobierno de CABA lleva adelante la tercera reforma educativa en 15 años, “Viene a degradar aún más los contenidos y a precarizar el trabajo docente”, explican Amanda Martin y Andrea Román, de Ademys, El alcance y las chances de prosperar.

Redacción Canal Abierto | La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Mercedes Miguel, impulsa una reforma educativa denominada Buenos Aires Aprende –Plan Estratégico Buenos Aires Aprende 2024-2027– que tendrá un fuerte impacto en el nivel secundario.

La propuesta para el nivel medio, Secundaria Aprende, incluye un plan piloto en 33 escuelas “pioneras” -según las define el GCBA- que “voluntariamente quieran participar”, para luego extenderlo a todas las secundarias de la Ciudad, tanto públicas como de gestión privada.

La implementación piloto de la reforma en estas escuelas ya ha despertado malestar en la comunidad educativa, básicamente debido a su impacto a nivel laboral -genera pérdida de cargos docentes-; la evidente improvisación y su enfoque pedagógico.

Es una reforma inconsulta -sostiene Amanda Martin, secretaria general adjunta del gremio docente Ademys-. Esta, es la tercera al hilo en un periodo de 15 años en la ciudad de Buenos Aires. Particularmente, en el nivel medio, viene a degradar aún más los contenidos a enseñar y a precarizar el trabajo docente. No solamente no se puede hacer sin una consulta, sin un debate de qué escuela necesitamos, justamente porque venimos de una reforma contra reforma, sino que hoy estamos viviendo las consecuencias de lo que nosotros veníamos denunciando respecto a los objetivos estratégicos del macrismo en relación a la educación”.

Una reforma por arriba

“Para finales del año pasado, nos informaron que estábamos bendecidos con ser escuela ‘voluntaria’ para ser pionera. Lo de voluntario quedó un poco desdibujado en el camino porque nos organizamos en la escuela para consultarnos. El centro de estudiantes estuvo en contra, la mayoría de los y las docentes estaba en contra, las familias vinieron a hacer un abrazo en la puerta de la escuela para decirle que no a esta reforma que ni siquiera conocíamos, porque no estaba escrita”, explica Andrea Román, docente delegada de la Escuela Media 6 del Distrito 5 de Barracas, lindera a la Villa 21-24. “Lo único que teníamos en ese momento escrito es que iban a quedar una cantidad de docentes, una cantidad de cargos y el resto quedaban afuera. Era literalmente una reducción de personal por escrito y querían que nosotros apoyáramos eso”.

“No había ningún contenido pedagógico, ninguna discusión sobre qué iba a pasar con las nuevas materias que se estaban proponiendo y la nueva carga horaria de esas materias. Nos negamos. Y la realidad es que a pesar de que nos negáramos, e hiciéramos todo un proceso, nos dijeron: “Ahora ya no es más voluntaria, van a ser pioneros igual”. Y nos metieron por la ventana una reforma que ni sabían cuál era del todo. Lo único que sabían es que iban a ajustar”, relata la docente que padece la reforma.

Además de la reducción de personal docente, se reduce la cantidad de materias. “Por ejemplo, no vamos a tener la especificidad de Biología o Química, sino que va a ser todo Ciencias Naturales. Los estudiantes no van a cursar 6 años de ciencias naturales, sino 4 años y medio. Es un recorte de contenidos, no importa cómo lo presenten”, sostiene Andrea.

Una escuela para “rappis”

Las docentes explican que la propuesta del gobierno porteño es que carguen actividades en una plataforma virtual y “que de ahora en adelante la idea es que los adolescentes trabajen autónomamente, y esta palabra es una trampa; es que trabajen directamente con una computadora y que el docente esté por ahí por si el alumno necesita algo. Pero ellos van a ser autoasistidos”, explica la docente de Historia.

La endeble reforma se aplicó de manera inconsulta, como ya dijimos, y sin gradualismo: no comenzó con los primeros años sino con todas las divisiones. “Desde el punto de vista del estudiantado, es una estafa porque a ese estudiante que ingresó en primer año hace unos cuantos años y hoy está por egresar, le cambiaron el contrato pedagógico. Sus contenidos, los objetivos educativos, su eventual título, sobre la base de una improvisación muy fuerte”, sostiene la dirigente gremial que, por disciplina y decisión de ese gremio, no dejó la tarea docente. “Tienen un objetivo muy concreto: degradar los contenidos a enseñar. Nosotros decimos que estamos en presencia de una contrarreforma pedagógica”.

“El macrismo pretende adaptar más la escuela, sus contenidos, su enseñanza, a las necesidades cambiantes de una economía en crisis, que no necesita de ese futuro trabajador más o menos, o relativamente, calificado para el tipo de trabajo que va a desempeñar en el mercado laboral. Es una escuela para rappis”, sostiene Martin. “Uno de sus argumentos es que muchos estudiantes no terminan la escuela secundaria porque es difícil, entonces la tenemos que hacer más amable”.

“Todos los días es un estallido”

“Hay docentes que renuncian todo el tiempo porque los horarios son muy complejos, son horarios de mucha carga horaria. Tenemos muchas horas sin docente, no porque los docentes falten, sino porque no están designados, no se cubren las vacantes en los actos públicos. Entonces, los estudiantes están mirando el techo literalmente y todos hacemos como si nada. No les importa ¿Por qué? Porque son estudiantes de barrios vulnerados. Si esto es la escuela del futuro, realmente creo que la del pasado tenía muchos problemas, pero esto no vino a mejorar absolutamente ningún aspecto”, concluye Román.

En la ciudad de Buenos Aires se han cerrado este año 154 cursos de distintas escuelas medias. “Hay un objetivo de llevar adelante un ajuste presupuestario brutal de parte del macrismo. Este es otro objetivo que busca la reforma. Aparentemente, según el Gobierno, cierran por falta de matrícula, pero ¿hace cuántos años que gobierna el macrismo en la ciudad de Buenos Aires? ¿Se ha dado una política educativa para acompañar la escolarización de los estudiantes que fundamentalmente por cuestiones económicas y sociales abandonan los estudios? ¿Hay una política de acompañamiento? No hay suficientes becas, comedores, asistencia, es decir, no hay equipos interdisciplinarios que puedan acompañar. Entonces, para el problema de matrícula no puede ser la solución cerrar escuelas, ¿no? Tiene que ser una política educativa para acompañar”, reflexiona la dirigente gremial.

Respecto de la destrucción de cargos docentes, un ejemplo: En una escuela pionera del distrito 18, de Floresta, la planta orgánica funcional (POF) era de 140 docentes, quedaron 60.

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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