Relaciones de debilidad
¿Quién será el próximo despreciado? ¿Cómo operar ante este tipo de alianza político y social en el gobierno? ¿Qué hace soportable lo insoportable? Cómo salir del momento contrarrevolucionario? ¿Dónde poner reflexión-voluntad? Ideas e interrogantes a partir del 26O.

Por Matías Feito* | Entre oposiciones oficiales y oposiciones políticas se escuchan formulaciones voluntaristas, quietistas, derrumbistas. Son formulaciones ideológicas entre aquellos que enuncian su oposición al Gobierno: “ganar la calle”, “me quedo quieto” o “se cae sólo”. Describen un paisaje donde la neblina ideológica se vuelve tan espesa que cuesta asumir la situación de originalidad entre crisis y descomposición.
Aun cuando muchos bienintencionados ilusionan detonantes mágicos desde arriba que nos libren del peso de la opresión, sucede el opuesto perfecto en ruido blanco que fastidia o aburre (mediaciones) ante la falta de resolución frente a sufrimientos concretos. Así permean las formas del tedio en el campo político acopladas al eterno retorno de necesidades y padecimientos en los cuerpos expropiados.
Revertir estas condiciones con la utilización de los mismos estados de ánimo tiende una trampa del poder. Despreciar como fuimos despreciados no hace más que prolongar el interregno oscuramente presentido de los fenómenos morbosos –ese espaciamiento entre aquello desalojado, aquellas relaciones sociales que descompone, y no pueden ser reemplazadas en un sentido progresivo.
La lucha por el desprecio desde nuestra situación y perspectiva significa la tarea de desarmarla en la crisis de horizontalidad que corta lugares de trabajo y de vida. ¿Quiénes gozan con los desprecios? El dispositivo déspota/eunuco que montan el agrupamiento en el gobierno del Estado junto a la aristocracia financiera que lo desencadenó en su goce calculable de negocios políticos y económicos.
Las subjetividades despóticas devienen de los usos del desprecio, no es cuestión de cambiar de nombres o personalidades sin cambiar de prácticas militantes. Así como la agresividad a descomponer mediaciones en el sistema institucional que enlazan políticas de salud, vivienda, trabajo, etc. La dinámica de rebajamiento sucede en un espacio horizontal con alguien próximo, alguien que comparte una misma espacialidad o mediante una cosa en común. De lo diferente en la proximidad al desprecio del prójimo hay una inmediatez efectiva, a la mano del prójimo que se convierte en señalado y rebajado en un orden de guerra social.
¿Quién será el próximo despreciado? En este preciso punto tenemos la tarea de vencer derrotas ante cada impotencia del poder, cada imposibilidad de realización del poder.
Relaciones de debilidad: construcción incierta
La debilidad constructiva es la “piedra angular defectuosa” (Derrida) en el análisis de situación, relación de fuerza, en que desencadenan y fluctúan coyunturas. Encontrar los puntos de debilidad, fragilidad, vulnerabilidad constructiva en el nudo de fuerzas de cada situación hace a la condición rota de la hegemonía.
Retomando algunos pasajes de Gramsci donde seguimos estas pistas: “la debilidad constructiva del adversario, no por una íntima fuerza propia” (C 14, 23) o “puede contar con la debilidad relativa de la fuerza progresista antagónica por la naturaleza y el modo de vida peculiar de esta, debilidad que debe mantenerse” (C 13, 27), también “las fuerzas de viscosidad de ciertos regímenes son a menudo insospechadas, especialmente si son ‘fuertes’ por la debilidad ajena, incluso procurada” (C 14, 76).
Pensar la construcción de debilidades como elementos organizados en situación (intercambio de fuerzas: ¿cómo es visualizada?, ¿qué acciones esgrimen?) e ir delineando la forma específica que asumen desde lo más íntimo de nuestros marcos teóricos, de nuestra reflexión-voluntad que obedecen/desobedecen al ordenamiento económico-social produciendo heridas y sufrimientos.
¿Cómo operar ante este tipo de alianza político y social en el gobierno? ¿Dónde localizamos las debilidades constructivas en el campo de contradicciones de esa alianza?
El complejo tejido dador de gobernabilidad que conforma la alianza política y social en el Gobierno intenta un pasaje a realizar su victoria en la construcción de un partido del orden aún más radicalizado que en otras oportunidades de nuestra historia. El punto inicial es la sociedad del 10 de diciembre del 2023 cuando asume el gobierno del Estado no sólo el agrupamiento político que ganó electoralmente, sino también la aristocracia financiera que lo desencadenó.
En este sentido, la brecha zurcida de dos tiempos sociales de dominación intenta re-articularse bajo la figura del despotismo. Esos dos tiempos, en estos dos últimos años, suceden en un acelerado reacomodamiento dentro del bloque de poder, tomando un férreo grado de unidad en la burguesía comandada por la capa de la aristocracia financiera, y un agrupamiento político en el gobierno en formación y desplazamiento de fuerza entre-construcciones, entre-organizaciones, entre-clases. La condición rota de la hegemonía del capital financiero encubre las debilidades constructivas en una puesta en régimen donde instrumentaliza amenazas disuasivas combinadas con el momento de la represión a diversas fracciones movilizadas.
Es paradójico que la debilidad en el campo del régimen es constructiva de los tiempos sociales de dominación, en la misma realización de la fuerza se juegan relaciones de debilidad de una coyuntura a otra. En ese sentido, la relación de debilidad se sostiene y concentra atentamente en reforzar el resto desarmado o en obstruir encuentros en fracciones movilizadas, pero también imponiendo un orden de guerra social. ¿Qué es lo nuevo? El carácter de la fuerza auxiliar donde se reproduce el campo del régimen.
El reordenamiento desencadenado desde la aristocracia financiera y su contrapartida, re-describir la realidad en cada quién es lo más cotidiano de un ejercicio de poder donde explotan nuestras debilidades.
De lo sectorial al parlamento y del parlamento a lo sectorial
En procesos de realización de poder encontraremos que unos fueron constituidos para agredir y otros desarmados. Cabe asumir la responsabilidad de un camino a esa situación de poder donde encausar efectos de derrota y comprender cómo nos transformamos en un proceso de formación de fuerza.
¿Qué hace soportable lo insoportable de las condiciones existentes? Desde el campo visual del reformismo no se contabilizan vastas destrucciones que moldean relaciones sociales (plasticidad destructiva). Bajas, heridos, detenidos en procesos de ciudadanización, formas de riqueza-pobreza, modos de humillación, etc. En muchos casos, lo destruido no es recuperado, ni defendido, brotando identidades indiferentes a revertir las causas que lo produjeron. Su derivación en crisis del reformismo como formación ideológica hace su mejor intento por asomarse a la época que destruye, pero queda detenida en los límites que las contradicciones internas del campo del pueblo marcan hoy.
Los tiempos sociales del sistema hegemónico en las organizaciones del campo del pueblo se manifiestan: a) el tiempo del eterno retorno en las acciones económico-gremiales; y b) el tiempo lineal de las acciones político-gremiales dentro de los cuadros existentes y los alineamientos en relación a las formas que toma el proceso electoral. Son las órbitas ptolomeizadas de lo sectorial al parlamento y del parlamento a lo sectorial desde la dirección predominante que toman las luchas del campo del pueblo.
Estos cuadros viciosos requerirían redescubrir en los confines de intereses dominantes aquellos pasajes de descorporativización que abren las experiencias de masas (grados de unidad y alianzas entre fracciones subalternas con metas de transformación social).
¿Cuáles son los atributos del momento de la contrarrevolución? Según Beba Balvé debemos prestar atención a dos aspectos: a) disgregación en el campo del pueblo, separación de las partes; y b) segregación que se manifiesta en intelectuales o dirigentes que abandonan metas de transformación social y realizan su pasaje al liberalismo.
Delineamos dos puntos de ataque (no sólo de vista) a los atributos del momento contrarrevolucionario. Por una parte, reconstruir aquella acumulación de experiencias que produce desplazamientos de fuerzas y energías sociales a escala mundial, de allí la tarea de los intelectuales en conservar y transmitir el conocimiento indirecto de estas experiencias a la escala local. Por otro, el ritmo de esa acumulación de experiencias que puede realizarse entre avances y repliegues contra las condiciones que crean y recrean los grupos dominantes.
¿Cómo salir del momento contrarrevolucionario? Con políticas de salida que nos transformen desde los rincones o márgenes de poder, pero también registrando en nuestras acciones que hacen de puntos de apoyo y fuerza auxiliar en el campo del régimen.
Diferencia hegemónica, transformar concentraciones
Si tomamos el inicio del periodo de gobierno fortificado por la unificación burguesa comandada por la aristocracia financiera (2023-2024) a un periodo electoral (2025) acentuado en renegociaciones políticas del mileismo, macrismo y agrupamientos provinciales, con los resultados de la elección de medio término del domingo 26 de octubre pasado resuena el punto de inflexión entre coyunturas, en los pasajes de coyunturas, dejan su juntura de proyectos y expectativas diferentes entre fracciones financieras por cristalizar (parlamento) un nuevo estado de poder entre las clases.
Las últimas semanas de septiembre de 2025 estuvieron atravesadas por enfrentamientos financieros (noción desarrollada por Lucio Geller y Martín Asborno) mediante “corrida” y alineamientos de fracciones de capitales en un aparente destello. Su desarrollo en los hechos continúa reforzando los vínculos de país dependiente políticamente.
¿Por qué el desprecio desencadena acciones de oposición y en otras lo reproduce en su entorno? La zona desencadenante puede desarrollarse en diversos aspectos, por reacomodamientos al interior de la clase capitalista que activa al conjunto de la burguesía, o en simultaneo o no, por inicio de la hegemonía proletaria. En esta situación política lo desencadenado sucede desde “arriba” sorprendiendo en cada enfrentamiento financiero por quién será el próximo despreciado al interior (por ej.: productores agrarios, empresas “analógicas”, etc.).
Las formas de lucha moldean a nuestro adversario mientras lo hacen a nosotros, moldean el mismo-diferente nosotros (seamos o no conscientes) que lo está ejerciendo y metamorfoseando. También ampliando el abordaje a instrumentos de lucha de las fracciones financieras en sus pugnas e implicancias al conjunto de la población.
La diferencia hegemónica entre dominio-dirección parece eternizar su mecanismo en la intercambiabilidad, en su desplazamiento, de una economía que contiene esta dinámica de rebajamiento. Los límites que cortan como fracción nuestras relaciones en dominados-dirigidos se componen de contradicciones internas que aparecen osificadas, fosilizadas, en la hegemonía burguesa. ¿Cómo transformar esta diferencia hegemónica?
El inicio de otra hegemonía proletaria comienza redescubriendo la oposición después de cada deconstrucción real. Pero, “¿se quiere que haya siempre gobernados y gobernantes o bien se quieren crear las condiciones en las que la necesidad de existencia de esta división desaparezca?” (Gramsci).
Las concentraciones como forma de lucha son el instrumento más utilizado en los encuentros dados por el campo del pueblo. ¿Qué significa su utilización en las condiciones actuales? La búsqueda de reunir diversas fracciones sociales afectadas por políticas de gobierno en el momento organizacional que vive el campo del pueblo. Implica construir una relación entre fragmentos de organizaciones y sensibilidades críticas en la población.
Un paso más, una tarea por-venir. Transformar concentraciones en zona desencadenante de otras formas de lucha que asuman el movimiento de oposición política (correspondiendo lo fracturado y fragmentado organizativamente) y la fuerza de las protestas (dispersas). Así las debilidades constructivas en cada encuentro a lo largo y ancho de lo social tienen un lugar preeminente para nuestras acciones sólo si existe la oposición en un tiempo oportuno.
Hoy el reordenamiento que plantea la burguesía nos da información que la zona desencadenante de coyunturas y formas de acción es controlada en su propio campo. Muchas veces desencadenan en nosotros acciones que nos marginan al encerrarnos no sólo en los espacios afectados sino también en alternativas políticas como el frente anti-fascista o regresos metafísicos en el tiempo.
Creemos posible una voluntad reconstructiva mediada por la relación de fuerzas morales, por debates sobre tesis políticas que presentan alternativas desde la clase obrera y el campo del pueblo. ¿Hoy están las conducciones disponibles? No lo sabremos sin oponernos, sin rebelarnos con una política de salida de la debilidad atacada donde nos detienen, e intentan establecer un momento descendente de las luchas más duradero.
¿Dónde poner reflexión-voluntad? En la reconstrucción de instrumentos de lucha para establecer defensas efectivas y recrear territorios sociales donde construir alianzas eficientes, donde abrir nuestras debilidades al otro para proyectar resoluciones a problemas políticos.
*Matías Feito es investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO, www.cicso.org)
Ilustración: Marcelo Spotti
Fuente: https://canalabierto.com.ar
				




