Reporte del Monitor de Indicadores Sociales del IEF: Mayo de 2025

La dinámica de los indicadores sociolaborales durante el primer año y medio del gobierno de La Libertad Avanza presentó un comportamiento muy marcado: un fuerte deterioro a lo largo del primer semestre de 2024 y luego una estabilización que, en algunos casos, permitió recortar una parte de dicho retroceso.

A fines de 2024 habríamos entrado en una tercera etapa, marcada por un estancamiento del empleo y los salarios en niveles que, en términos generales, se encuentran por debajo de los valores de 2023. Más aún, en los primeros meses de 2025 volvió a registrarse una caída del salario real, en el marco de un aumento de la inflación y una decisión del Gobierno Nacional de no homologar las paritarias que superen determinada pauta no escrita, que rondaría el 1% mensual.

En el segundo semestre de 2024 (últimos datos oficiales) la pobreza y la indigencia se ubicaron en niveles similares a los de los años 2020/23 (INDEC). El 38,1% de la población se encontraba por debajo de la línea de la pobreza y el 8,2% en situación de indigencia. En los niños, niñas y adolescentes los datos son peores: la pobreza y la indigencia se ubica en el 52,7% y 12,3% respectivamente. En el primer trimestre estas variables podrían haber presentado una leve mejoría, aunque nada indica que el nuevo piso vaya a ser perforado de manera sostenible en el corto y mediano plazo.

La tasa de desocupación se ubicó en el 6,4% en el cuarto trimestre (INDEC), por encima del nivel de un año atrás, pero muy por debajo de los porcentajes registrados entre 2016 y 2021. Ello da cuenta de que la crisis no se refleja en un aumento fuerte de la desocupación, sino más bien en la precariedad ocupacional. Los agrupamientos que más crecen son los asalariados no registrados y los trabajadores por cuenta propia. Por su parte, la presión sobre el mercado de fuerza de trabajo, conformada por los trabajadores desocupados, ocupados que buscan trabajo y ocupados disponibles, llegó al 29,4%. En otras palabras, casi una de cada tres personas está buscando activamente trabajo o dispuesta a trabajar más y este indicador se encuentra en franco crecimiento.

La ocupación registrada creció en febrero, recuperándose de la caída que había mostrado el mes anterior (SIPA). En términos generales, el empleo registrado tuvo una caída muy fuerte en la primera parte del 2024 hasta llegar a un piso en el mes de agosto. Desde entonces, ya tenido un crecimiento muy marginal, perceptible solo a nivel estadístico. En comparación con noviembre de 2023 perdieron su puesto 181.992 trabajadores (108.053 en el sector privado, 58.877 en el sector público y 15.062 en casas particulares). El escenario en el corto plazo parece ser el de un estancamiento en los niveles actuales, cristalizándose el retroceso de puestos de trabajo que se verificó en la primera parte de 2024 y que, en términos generales, está siendo compensado por un aumento del empleo por cuenta propia.

A nivel de ingresos el impacto sigue siendo muy heterogéneo, aunque en marzo todos los trabajadores registrados tuvieron un retroceso en términos reales. Los asalariados registrados del sector privado ya recuperaron gran parte de la caída de diciembre de 2023, y en marzo de 2025 se encontraban un 0,9% por debajo de los niveles de noviembre de 2023. Por su parte, en el sector público el deterioro sigue siendo la regla y en marzo de 2025 la caída contra noviembre de 2023 fue del 15,1%. Para el total de los asalariados registrados, el retroceso en este período fue del 6% (INDEC).

Finalmente, el mayor retroceso lo experimentó el Salario Mínimo, Vital y Móvil, que en abril de 2025 estaba en términos reales más de un 30% por debajo de los valores de noviembre de 2023, en gran medida como consecuencia de la decisión del gobierno nacional de fijar aumentos unilaterales muy por debajo de la inflación registrada a lo largo de todo el 2024.

Fuente: https://ctaa.org.ar