Sociedad

Sepultaron las cenizas de la Madre y Abuela “Angelita” Tasca al pie de la Pirámide de Mayo

Nietos, familiares y allegados a Ángela Barili de Tasca, integrante de Abuelas y Madres de Plaza, sepultaron este jueves las cenizas de esta militante de Derechos Humanos, al pie de la pirámide de Mayo, en una nueva marcha de los jueves, donde la ciudadanía rinde homenaje a esa actividad que se inició en abril de 1977, cuando las Madres comenzaron a reclamar por sus hijos desaparecidos en plena dictadura.

Junto a centenares de personas, los nietos de “Angelita” Tasca, Victoria Blanco y Sebastián Casado Tasca -nacido en cautiverio-, cumplieron el deseo de esta mujer, fundadora de la filial Abuelas de Plaza de Mayo, de Mar del Plata, que quería que sus restos reposaran al pie de la Pirámide, donde compartió miles de marchas junto a otras mujeres, cuyos hijos fueron secuestrados o desaparecidos por la maquinaria del terrorismo de Estado.

Fue un deseo de ella. Quería que sus cenizas descansaran acá con sus compañeras de lucha y militancia con las que trabajó incansablemente”

VICTORIA BLANCO, NIETA DE “ANGELITA”

“Fue un deseo de ella. Quería que sus cenizas descansaran acá con sus compañeras de lucha y militancia con las que trabajó incansablemente. Pidió hacer dos paquetes con sus cenizas: uno para que quede en esta plaza y otro para que se vaya al mar con mi abuelo, su gran compañero de toda la vida”, dijo a Somos Télam, su nieta Victoria Blanco que participó de la marcha 2993 de las Madres, junto a sus pequeños hijos.

La abuela quería que dejáramos sus cenizas en la Pirámide y lo estamos cumpliendo. Era Madre y Abuela de Plaza de Mayo. Si la apurabas un poquito se sentía más Madre que Abuela”, cuenta por su parte Sebastián Casado Tasca, que forma parte del grupo de nietos que recuperaron su verdadera identidad en democracia.

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“Angelita” y su nieto Sebastián

Ángela Barili de Tasca, que falleció a los 98 años, el 28 de diciembre de 2023, era madre de Adriana Leonor Tasca, secuestrada el 9 de diciembre de 1977, posiblemente en cercanías de la Plaza Flores, en la ciudad de Buenos Aires o en la ciudad de La Plata, embarazada de cinco meses, según datos que pudo recabar la familia.

El nieto de Ángela e hijo de Adriana, Sebastián Casado Tasca, recuperó su identidad en 2006. Un año antes se había acercado a la agrupación Abuelas que lo contactaron con la Asociación por el Derecho a la Identidad (Conadi) porque tenía dudas sobre sus orígenes. Su apropiadora había fallecido y su prima de crianza le contó que no era hijo de las personas con las que se había criado.

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Sebastián conoció a su abuela el 9 de febrero de 2006, el día que le dieron el resultado de ADN. “A los 21 años me entero que soy adoptado y después de un año y pico de búsqueda y de dudar acerca de si era o no hijo de desaparecidos, supe que había una causa por mi identidad. Me hago un análisis de ADN en septiembre de 2005 y el 9 de febrero confirmo mi verdadera identidad y viajo a Mar del Plata a conocer a mi abuela”, recordó Casado Tasca a Somos Télam.

“El vínculo con mi abuela fue maravilloso, el día que conocí a mi abuela y a mi abuelo me cambió la vida, y ellos estaban muy contentos de haberme encontrado, me estuvieron buscando siempre. Cuando recuperé mi identidad pude conocer a tres de mis abuelos: a mi abuelo Bruno y a Angelita, abuelos maternos, y a mi abuela Quita, mi abuela paterna”, recordó el joven.

El vínculo con mi abuela fue maravilloso, el día que conocí a mi abuela y a mi abuelo me cambió la vida, y ellos estaban muy contentos de haberme encontrado, me estuvieron buscando siempre”

SEBASTIÁN CASADO TASCA

Sebastián es hijo de Gaspar Casado, militante montonero, quien desapareció a los 22 años, a fines de noviembre de 1977, y su madre, Adriana Tasca, que integraba la misma agrupación.

Ambos estaban a punto de recibirse de abogados, en la Universidad Nacional de La Plata (UNL) . “Mi papá estuvo detenido en la Esma, y mi madre en la Cacha, un centro clandestino de La Plata”, contó Sebastián, mientras tenía a su hijo León Gaspar, de cuatro años en sus  brazos. .

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Sebastián es bandoneonista y vive en el barrio porteño de San Cristóbal. “Mi vida cambió un montón desde que recuperé mi identidad. Estoy orgulloso de haber encontrado a mi familia y de transmitirle a mis hijos su verdadera identidad”, afirmó con una sonrisa.

“A los dos años que encuentro a mi familia, nace mi primera hija, Victoria Adriana, de 15 años. A mis hijos les transmití la identidad correcta para que ellos construyan su propia identidad”, remarcó Sebastián, quien si bien no es militante de la agrupación Hijos, da charlas en escuelas sobre su historia e identidad.

Mi vida cambió un montón desde que recuperé mi identidad. Estoy orgulloso de haber encontrado a mi familia y de transmitirle a mis hijos su verdadera identidad”

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Fuente: https://somostelam.com.ar

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